En "1971", un precursor análogo de la NSA, Snowden

NUEVA YORK (AP) — Un tesoro de documentos del gobierno revela una extensa vigilancia a los estadounidenses. Información filtrada llega a las primeras páginas de los diarios. Una poderosa agencia gubernamental es severamente investigada.

¿Le suena conocido?

Es la historia del documental "1971", que se estrena el viernes en el Festival de Cine de Tribeca, un filme sobre un allanamiento poco conocido pero sumamente importante ocurrido el 8 de marzo de 1971. Un grupo de ocho personas que se hicieron llamar la Comisión de los Ciudadanos para Investigar al FBI irrumpió en una oficina satelital poco resguardada del FBI en Media, Pensilvania, a las afueras de Filadelfia, donde encontraron documentos que demuestran el extenso espionaje que el FBI, bajo la dirección de J. Edgar Hoover, realizaba a grupos disidentes, líderes de los derechos civiles y activistas contra la Guerra de Vietnam. Fue la revelación inicial del programa de acción encubierta de Hoover Cointelpro (contrainteligencia).

De muchas maneras, la historia de "1971" es una versión primitiva de la de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas inglesas) y el caso de Edward Snowden, en una época menos sofisticada tecnológicamente. (La cacería de los ladrones se enfocó parcialmente en seguirle la pista a la máquina fotocopiadora que usaron).

"Lo que me preocupaba antes de Snowden era que la gente lo viera como un momento singular de la historia", dijo la directora Johanna Hamilton, quien comenzó a trabajar en el filme hace cuatro años. "Hoy eso sería mucho menos fácil de hacer. Siempre bromeo diciendo que ellos son la versión análoga".

La conexión entre "1971" y las revelaciones de la NSA no son sólo una metáfora histórica. La periodista y documentalista Laura Poitras es una productora del filme. Snowden, un contratista de la NSA, inicialmente la contactó para filtrar miles de documentos que revelaban que la NSA estaba coleccionando registros telefónicos y de email de los estadounidenses. El lunes, compartió el Premio Pulitzer al servicio público que recibieron los diarios The Washington Post y The Guardian por las revelaciones de la NSA.

En una entrevista exclusiva, Poitras y Hamilton reflexionaron sobre las conexiones entre ambas eras, ambos periodos de intrusión a la privacidad reveladas mediante el robo de documentos del gobierno. Aunque "1971" nunca se refiere explícitamente a la NSA o a Snowden, no se puede obviar su relevancia contemporánea.

"Tendrías que vivir en una cueva para no verlo", dice Poitras.

Los ladrones de Media, que anónimamente enviaron los documentos por correo a tres periódicos, nunca fueron capturados. "1971" se hizo a la par de un libro de Betty Medsger, "The Burglary: The Discovery of J. Edgar Hoover's Secret FBI", publicado a principios de este año. (Medsger fue la reportera del Washington Post que dio a conocer la historia en 1971).

Cuando se publicó el libro, cinco de los ocho integrantes del grupo revelaron sus identidades y aparecen en cámara en el filme. (Probablemente ya no puedan ser enjuiciados por los allanamientos). Encabezados por el entonces profesor de física de la Universidad de Haverford Bill Davidon, quien murió el año pasado, son un grupo de ciudadanos comunes que incluyen a un taxista y una trabajadora social. Dos de ellos, Bonnie y John Raines, tenían tres hijos en esa época. Con fotos y viejos videos familiares, "1971" presenta a los ladrones no como agitadores políticos, sino como estadounidenses típicos.

"Son estadounidenses comunes que decidieron tomar una posición", dijo Hamilton, una productora del documental nominado al Oscar "Pray the Devil Back to Hell".

Para Poitras, la Comisión de Ciudadanos se asemeja a Snowden en el sentido de que sus miembros asumieron un gran riesgo por una causa en la que creían.

"Es obviamente un acto de conciencia", dijo. "No querían dejarle a sus hijos un mundo como ese. El sacrificio es extraordinario y obviamente se compara con el sacrificio que también ha hecho Snowden, un joven que realmente se jugó la vida para revelarle al público lo que está haciendo el gobierno".

Pero para Poitras, muchas cosas han cambiado. La publicación del material de la NSA fue mucho más elaborada. (El director ejecutivo del Post Ben Bradlee, que publicó los documentos del Pentágono apenas meses después, publicó los documentos robados del FBI a menos de 24 horas de haberlos recibido). Poitras se ha quedado helada por la persecución legal de soplones y periodistas, citando al reportero del New York Times James Risen, quien se arriesga a ir a la cárcel por negarse a declarar en un caso relacionado con la filtración de información de la CIA.

Snowden ha sido acusado de espionaje y otras ofensas en Estados Unidos y podría pasar 30 años tras las rejas de ser condenado. Ha recibido asilo en Rusia. El presidente Barack Obama ha asignado a dos paneles para que realicen revisiones de los programas de vigilancia de la NSA.

Poitras ha estado trabajando en un documental sobre su propia vigilancia tras los atentados del 11 de septiembre. (Eso fue lo que llevó a Snowden, que había visto un cortometraje de Poitras sobre el soplón de la NSA William Binney, a contactarla). Ha estado editando en Berlín porque no siente que pueda proteger a su fuente en Estados Unidos, dijo.

La semana pasada, ella y Glenn Greenwald regresaron cautelosamente a Estados Unidos por primera vez desde la publicación. Viajaron con un abogado de la Asociacion Nacional para la Defensa de los Derechos Civiles.

"Se siente bien estar en casa", dijo Poitras, quien teme que la citen para revelar fuentes o entregar evidencia. "Es un riesgo sustancial porque no voy a participar en un jurado investigador".

Poitras y Greenwald regresaron, dijo, "en parte para mostrar que no pueden intimidarnos".

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Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jake_coyle